Visitar Perú: Cusco, Machu Picchu, Valle Sagrado y la Montaña de Siete Colores

La tercera etapa de nuestro viaje a Perú fue Cusco, con todo lo que conlleva (o sea, el Machu Picchu, Valle Sagrado y la montaña de siete colores).

Para esta parte (y para la selva) cogimos todo a través de una agencia ya que hay que tener muchas cosas en cuenta y tuvimos poco tiempo para organizarnos. La experiencia en Cusco se dividía en cinco días:

Día 1: Aclimatación y City Tour en Cusco

El primer día en Cusco tuvimos una mañana entera para ir aclimatándonos a la altura, pero la verdad, viniendo de Chivay, no nos costó mucho la altura.

Después tuvimos un City Tour dónde nos enseñaron las principales atracciones del centro de la ciudad y cuatro parques arqueológicos.

Cusco es una ciudad preciosa donde si quieres no paras, hay un millón de cosas por hacer.

Día 2: Valle Sagrado

El segundo día recorrimos el Valle Sagrado, lo más bonito fue Pisaq y Ollantanytambo (el día lo acabamos cogiendo un tren en Ollantaytambo para llegar a Aguascalientes).

El tour para en muchos parques arqueológicos preciosos aunque se hace un poco pesado por la cantidad de tiempo que pasas en el autobús.

Día 3: Machu Picchu

¡Y por fin llegó el día del Machu Picchu! Nos levantamos a las 4 de la mañana para poder empezar temprano y que no hubiera mucha gente. A pesar del madrugón, ya había bastante gente lista para subir a esas horas y nos tocó esperar bastante la cola del autobús que sube hasta la ciudad Inca.

Nosotras teníamos la entrada del Machu Picchu (ciudad Inca) más la entrada a la montaña Machu Picchu. Gracias a esta doble entrada pudimos ver toda la ciudad Inca con el guía y luego reentrar. Intentamos subir la montaña Machu Picchu pero se quedó en muy buenas vistas sin llegar a la cima.

El Machu Picchu es uno de esos lugares que nada más los ves te deja sin respiración los primeros minutos. Es imposible describirlo con palabras, hay que verlo para poder sentirlo.

Día 4: Día libre en Cusco

Después de ver el Machu Picchu tocaba un día de descanso en Cusco, que aprovechamos para repetir los sitios del primer día que más nos gustaron y visitar el mercado de San Pedro (dónde se puede encontrar cualquier tipo de souvenir y aprovechar para comprar algo de comida).

Después de pasar el día en Cusco, tocaba ir a Cusipata (a una hora y media de Cusco) a pasar la noche para poder ir al día siguiente a la Montaña de Siete Colores (también conocida como Vinicunca).

Día 5: La Montaña de Siete Colores

Tras pasar la noche en un lodge en Cusipata pusimos rumbo a la Montaña de Siete Colores. Aún teníamos unos cuarenta minutos de coche para llegar a dónde empezábamos nuestra ruta.

Para llegar a esta montaña seguimoa una ruta alternativa. Al ser una atracción turística relativamente nueva, todavía no está del todo definido el cómo llegar.

Durante la ruta, vimos paisajes alucinantes, y lo mejor era que… ¡Estábamos solas! Solo estábamos nosotras, nuestro guía y dos chicos del pueblo desde dónde salimos que nos acompañaron con sus caballos (por si alguna quería usarlos para subir más adelante).

El camino hasta llegar, aunque precioso, fue bastante duro, sobre todo por la altura y todo lo que tardamos (el ritmo al que íbamos no era especialmente bueno).

A pesar de lo duro que fue el camino, las vistas al llegar merecieron la pena y la experiencia fue increíble.

La cima de esta montaña está a nada menos que 5200 metros, y toda la ruta caminando se hace por encima de los 4000 metros (lo que dificulta considerablemente el camino).