El mundo del buceo es uno de estos planes que enganchan.En el momento en el que haces tu primera inmersión, siempre quieres más. Además, a los viajeros nos encanta, al fin y al cabo, es un mundo nuevo por descubrir.
El primer día que haces buceo, pueden ocurrir dos reacciones, o que te encante, o que no te guste nada. Tened en cuenta, que bucear es salir de tu medio por completo, respirar de otra manera, te mueves de otra manera, te comunicas de otra manera… y esto a algunas personas les choca demasiado. Por eso es esencial que el primer día que bucees estés de buen ánimo y te olvides de los nervios y de los malos rollos y que solo pienses en las maravillas que vas a ver debajo del agua.
Para esto hay tres tips que puedes seguir para que tu primera inmersión salga redonda:
- Mantén la calma
Que pasen imprevistos (o así es como tú los percibes en una primera inmersión), es perfectamente normal. Que te entre agua en las gafas, que al realizar algún ejercicio (si te sacas el certificado) te entre algo de agua hasta que controles bien cómo hacerlo, que tengas el lastre (peso que se coloca con un cinturón para poder hundirte en el agua) mal colocado… es lo más normal del mundo. Recuerda en todo momento, que vas con un instructor. Tu instructor habrá visto esta clase de imprevistos cientos de veces y sabe perfectamente como explicarte cómo solucionarlo y ayudarte a resolverlo. Lo más importante es que tú no te pongas nervioso si sucede alguna clase de percance, mantener la calma debajo del agua es imprescindible para poder solucionarlo.
- Fíate de tu instructor
Esto ya viene implícito en el punto anterior, pero es importante recordarlo: tu instructor tiene muchísima experiencia y puede ayudarte con cualquier problema. Es muy importante que te fíes de él, no solo para que te resuelva los percances que puedan surgir, si no también para comunicarte con él. Si te sientes mal (dolor de oídos, mareo en el barco, algún tirón de gemelo…) o no estás cómodo (un ejercicio que te ponga nervioso o que quieras volver a practicar, demasiada corriente el agua, poca visibilidad…), debes decírselo a tu instructor. Adivinos de momento no son, y aunque puedan notar que nos pasa algo, si no se lo comentamos no pueden saber el qué.
- Fíate del equipo
Por último, una máxima que repiten al sacarte el certificado es «tu equipo y el sentido común tienen la solución a todos los problemas». Pensad que desde 1943 (que se inventó el primer regulador, el aparato por donde se respira), el equipo de buceo moderno no ha hecho más que desarrollarse y mejorar. Lo primero que busca nuestro equipo es seguridad, así que si por algún motivo tenemos algún percance, prácticamente siempre hay otra pieza de mi equipo (o del de mi compañero, siempre hay que bucear con un compañero) que me ayudará a solucionarlo. El funcionamiento del equipo, lo explicará el instructor antes de la inmersión.
Desde luego que el buceo es un deporte que engancha y después de cada inmersión ya estás pensando dónde quieres hacer la siguiente.