Lo de descubrir nuevos destinos subacuáticos es algo que me vuelve loca.
La primera vez que buceé en Lanzarote fue para sacarme el curso de flotabilidad y salí encantada de ahí (y eso que no fue una inmersión recreativa como tal).
En mi segunda vez buceando en Lanzarote ya hice cuatro inmersiones recreativas y fueron una auténtica pasada. El mar estaba como una bañera y la visibilidad era de al menos 30 metros, fue como bucear en un acuario.
Tanto para el curso de flotabilidad como para las inmersiones recreativas fui al mismo centro, Pura Vida Diving Lanzarote (donde además tengo bastante claro que quiero volver). Todos los de centro te hacen sentir como en casa y todos los que buceamos sabemos que sentirte cómodo en el centro mejora considerablemente la experiencia buceando.

Hicimos dos inmersiones dobles (repartidas en dos días diferentes).
El primer día buceamos en Playa Flamingo, muy cerquita del centro de buceo. Desde ahí hay varias inmersiones con entrada desde la playa que son preciosas, ¿lo más alucinante de ellas? ¡tener la oportunidad de ver al tiburón angelote! En una de las dos inmersiones lo llegamos a ver y es toda una experiencia.
El segundo día, las inmersiones fueron en playa Chica, donde al parecer, desde el mismo punto de salida tienes una gran cantidad de inmersiones. Nosotros hicimos dos inmersiones básicas (ya que todavía soy open water), pero me quedé con muchas ganas de hacer la inmersión llamada La Catedral (que es para avanzados), así que me tocará volver pronto.

Este ha sido mi primer fin de semana de buceo en Lanzarote, pero lo que tengo claro es que no será el último, ya estoy deseando volver a hacer nuevas inmersiones (o repetir las anteriores que han sido una pasada).